La escuela
de hoy considera el espacio escolar como un elemento más al servicio de la
eficacia de la actividad educativa. La organización o distribución de la clase
(mesas o bancos) también está en función de las tareas que se han de realizar y
no por mera estética. Por eso se cuidará que el primer banco esté a menos de
cuatro pies del muro en el que cuelgan el pizarrón. En cuanto sea posible, las
clases habrán de estar en el piso bajo, entre patio y jardín, y tener cada una
su entrada particular. Cuando tienen la puerta que da a un corredor común que
las preserva de los ruidos de fuera, es necesario que tal corredor reciba
directamente el aire y la luz. Las clases deberán de ser rectangulares y de una
longitud no muy diferente a la altitud. Tendrán cuatro metros de alto, y la superficie
será calculada en razón de un metro y medio por alumno. En todo caso, no se
busca sino la funcionalidad: la luz, la ventilación, la limpieza, la amplitud
de espacios, porque en cualquier humilde inmueble bien distribuido y organizado
convenientemente se puede realizar la actividad educativa. Debiendo predominar
siempre la higiene y limpieza, buen gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario